Migrantes: Vergüenza europea

Europa reacciona frente a los migrantes como si no hubiesen existido permanentes migraciones en toda la historia de la humanidad. Para esconder su vergüenza aducen las crisis que atraviesan y la preservación de sus identidades; pesan fuerte el miedo y la mezquindad. Debieran saber que no son bárbaros sino simples humanos quienes huyen de países colapsados; igual hicieron los europeos que tantas veces fugaron por sus guerras y tremendos desacoples socioeconómicos. Con una diferencia: ellos fueron acogidos por países de todo el mundo y con el tiempo se integraron social y culturalmente a esas sociedades. Si los migrantes que procuran llegar a Europa son integrados progresiva y plenamente, tampoco ellos atentarán contra las diversas culturas europeas sino que contribuirán a enriquecerlas y dinamizarlas.

Vale señalar que los migrantes no son en sí un problema pero podrían serlo si son mal tratados, discriminados, condenados. Es cierto que no es sencillo integrar grandes corrientes migratorias pero, sin duda, es posible hacerlo con buenos programas y actitudes. De otra forma se siembran odios, rencores, pulularán los guetos. Tampoco puede ignorarse, menos aún olvidar, que la colonización europea de países que hoy expulsan población los sometió a una extracción inmisericorde de recursos desarticulando sociedades e instituciones locales. Esa extracción colonial de recursos se extendió luego a todo el siglo XX y continúa en lo que va del XXI.

El tema de fondo que algunos procuran ocultar es que un desarrollo global sustentable con paz social sólo puede emerger si países y sectores vulnerables lograsen capitalizar en su propio provecho los ingentes recursos que siguen fluyendo hacia los países centrales, Europa incluida. Las víctimas son triste y penosamente víctimas y no cabe descargar sobre ellas responsabilidades sólo atribuibles a avasallantes fuerzas económicas que imponen la tremenda dinámica concentradora que hoy prima en el mundo. (http://opinionsur.org.ar/)