“Para mí más lindo que la medalla paralímpica es que les pude demostrar a los chicos que se puede triunfar, que se tienen que alejar de las drogas, del alcohol, de la calle, que tienen que tener un objetivo en la vida y trabajar para cumplirlo más allá de cualquier dificultad”, destaca el riojano.
José Effrón llegó al mundo hace 22 años después de haber pasado sólo seis meses en el vientre de su madre, Iris Oyola. Haber sido tan prematuro le produjo un problema en las retinas, por eso desde pequeño se vio obligado a usar anteojos con vidrios muy grandes. “Esos lentes hacían que mis compañeritos de escuela se burlaran, entonces les pegaba. Así era casi todos los días. Yo le explicaba a mi mamá que los golpeaba `para que aprendan a respetar`”, se ríe mientras recuerda parawww.deportes.gov.ar el judoca de La Rioja medallista de plata en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, en la categoría B2 hasta 80 kilogramos.
“De pequeño era inquieto, tenía mucha energía, y como encima les pegaba a mis compañero, a los seis años me metieron junto a mis hermanos en la Escuela Municipal de Judo de mi pueblo (Chamical, a 150 kilómetros de la capital riojana), con el profesor Walter Vera. A los ocho empecé a participar en torneos y a los 12 supe con seguridad que este deporte era lo que quería para mi vida. Así fue que llegué a integrar la Selección olímpica Sub 20 y fui tres años número uno entre los convencionales, hasta que el entrenador Luis Benítez me preguntó sobre mi problema en la vista (competía con lentes de contacto) y me invitó a sumarme a la Selección paralímpica en 2009”, relata el menor de cinco hermanos: Laura, Marcos, Horacio y Alfredo, quien es su entrenador y además integra la Selección mayor convencional.
En la capital inglesa, Effrón fue el argentino que más alto se subió en un podio paralímpico. “Mis padres y mis hermanos, salvo Horacio, me fueron a alentar a Londres. No les podía fallar, habían viajado desde tan lejos, de un pueblo tan pequeño, de sólo 15.000 habitantes. Fue hermoso haberles podido dar una alegría tan grande, sobre todo a mi papá, Alfredo”, expresa el judoca que cuenta entre sus citas más importantes para el año próximo al Grand Prix de San Pablo en mayo, al Parapanamericano de Colorado Springs en julio y un campo de entrenamiento internacional en Cuba, en noviembre.
“Cuando volví a mi pueblo con la medalla, me pasearon en caravana con el camión de bomberos hasta la plaza principal y las maestras sacaron de las aulas a los chicos, que llevaron una bandera argentina de media cuadra de largo y carteles de felicitaciones. Para mí más lindo que el podio es que les pude demostrar a los chicos que se puede triunfar, que se tienen que alejar de las drogas, del alcohol, de la calle, que tienen que tener un objetivo en la vida y trabajar para cumplirlo más allá de cualquier dificultad”, afirma Effrón, quien gracias a unos lentes de contacto (lejos de aquellos anteojos conflictivos de la época escolar) puede moverse sin problemas por sus propios medios.
Por último, el ganador del Olimpia de Plata al mejor deportista paralímpico hace un balance: “Les agradezco a la Secretaría de Deporte del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y al ENARD (Ente conformado por esta Secretaría y por el Comité Olímpico Argentino), que hicieron que tengamos sobre todo un despegue en la preparación con fogueo de competencia internacional para arrimarnos a las potencias. Esta temporada fue altamente positiva, superó todas las expectativas que tenía. En el último tiempo siempre fui creciendo, los últimos cuatro años fueron todos muy buenos, pero 2012 fue el mejor por lejos. Trabajamos para tener una base sólida, así que ahora esperamos mantenernos y llegar mejor a Río 2016 para poder ir por el oro, o al menos repetir el podio”.
Además de la medalla de plata de Effrón, en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 Argentina sumó cuatro de bronce con la nadadora Nadia Báez en 100 metros pecho, el ciclista Rodrigo López en la prueba de persecución individual, el judoca Jorge Lencina en la categoría hasta 90 kilogramos y el atleta Hernán Barreto en 200 metros.
Departamento de Prensa - Secretaría de Deporte de la Nación
José Effrón llegó al mundo hace 22 años después de haber pasado sólo seis meses en el vientre de su madre, Iris Oyola. Haber sido tan prematuro le produjo un problema en las retinas, por eso desde pequeño se vio obligado a usar anteojos con vidrios muy grandes. “Esos lentes hacían que mis compañeritos de escuela se burlaran, entonces les pegaba. Así era casi todos los días. Yo le explicaba a mi mamá que los golpeaba `para que aprendan a respetar`”, se ríe mientras recuerda parawww.deportes.gov.ar el judoca de La Rioja medallista de plata en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, en la categoría B2 hasta 80 kilogramos.
“De pequeño era inquieto, tenía mucha energía, y como encima les pegaba a mis compañero, a los seis años me metieron junto a mis hermanos en la Escuela Municipal de Judo de mi pueblo (Chamical, a 150 kilómetros de la capital riojana), con el profesor Walter Vera. A los ocho empecé a participar en torneos y a los 12 supe con seguridad que este deporte era lo que quería para mi vida. Así fue que llegué a integrar la Selección olímpica Sub 20 y fui tres años número uno entre los convencionales, hasta que el entrenador Luis Benítez me preguntó sobre mi problema en la vista (competía con lentes de contacto) y me invitó a sumarme a la Selección paralímpica en 2009”, relata el menor de cinco hermanos: Laura, Marcos, Horacio y Alfredo, quien es su entrenador y además integra la Selección mayor convencional.
En la capital inglesa, Effrón fue el argentino que más alto se subió en un podio paralímpico. “Mis padres y mis hermanos, salvo Horacio, me fueron a alentar a Londres. No les podía fallar, habían viajado desde tan lejos, de un pueblo tan pequeño, de sólo 15.000 habitantes. Fue hermoso haberles podido dar una alegría tan grande, sobre todo a mi papá, Alfredo”, expresa el judoca que cuenta entre sus citas más importantes para el año próximo al Grand Prix de San Pablo en mayo, al Parapanamericano de Colorado Springs en julio y un campo de entrenamiento internacional en Cuba, en noviembre.
“Cuando volví a mi pueblo con la medalla, me pasearon en caravana con el camión de bomberos hasta la plaza principal y las maestras sacaron de las aulas a los chicos, que llevaron una bandera argentina de media cuadra de largo y carteles de felicitaciones. Para mí más lindo que el podio es que les pude demostrar a los chicos que se puede triunfar, que se tienen que alejar de las drogas, del alcohol, de la calle, que tienen que tener un objetivo en la vida y trabajar para cumplirlo más allá de cualquier dificultad”, afirma Effrón, quien gracias a unos lentes de contacto (lejos de aquellos anteojos conflictivos de la época escolar) puede moverse sin problemas por sus propios medios.
Por último, el ganador del Olimpia de Plata al mejor deportista paralímpico hace un balance: “Les agradezco a la Secretaría de Deporte del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y al ENARD (Ente conformado por esta Secretaría y por el Comité Olímpico Argentino), que hicieron que tengamos sobre todo un despegue en la preparación con fogueo de competencia internacional para arrimarnos a las potencias. Esta temporada fue altamente positiva, superó todas las expectativas que tenía. En el último tiempo siempre fui creciendo, los últimos cuatro años fueron todos muy buenos, pero 2012 fue el mejor por lejos. Trabajamos para tener una base sólida, así que ahora esperamos mantenernos y llegar mejor a Río 2016 para poder ir por el oro, o al menos repetir el podio”.
Además de la medalla de plata de Effrón, en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 Argentina sumó cuatro de bronce con la nadadora Nadia Báez en 100 metros pecho, el ciclista Rodrigo López en la prueba de persecución individual, el judoca Jorge Lencina en la categoría hasta 90 kilogramos y el atleta Hernán Barreto en 200 metros.
Departamento de Prensa - Secretaría de Deporte de la Nación