'El éxito es un jueguito bastante tonto y no es clave de la felicidad'

El  psicólogo Rafael Santandreu dice que hay que desmentir la creencia que se es feliz con muchas cosas.

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¿Es posible ser feliz con problemas? El psicólogo Rafael Santandreu dice que sí y revela el camino para lograrlo. Este catalán de 46 años es uno de los especialistas más seguidos en Europa, gracias a tres libros top en ventas: El arte de no amargarse la vida, Las gafas de la felicidad, y Escuela de felicidad. 

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¿Ser feliz es ser exitoso?

Cuando somos felices, la mayor parte de nuestros días son muy divertidos y tienes momentos de éxtasis con frecuencia. Por ejemplo, una mañana al salir de casa recibes la brisa fresca en tu cara y tienes la sensación de que el universo es maravilloso. Por otro lado, el éxito es un jueguito bastante tonto. Es como un pastelillo dulce: no está mal, pero no es la felicidad.

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Pero usted disfruta de ese éxito, pues es muy famoso...

Sí, pero eso me da igual. Es una anécdota. Haciendo cualquier otra actividad sería igualmente feliz. Yo, por ejemplo, paso mucho tiempo en las grandes montañas del Pirineo, entre España y Francia, y me es difícil expresarte lo feliz que me siento entre los bosques y los ríos, yo solo, durante semanas.

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¿Hay alguna clave para encontrar la felicidad?

Atajar la ‘necesititis’, que consiste en creer que necesitas mucho para estar bien: un buen trabajo, pareja, entretenimiento, respeto, salud… Nada de eso es necesario. Lo único que necesitamos es agua y un poco de comida. Si tengo novia, genial. Si la pierdo, también genial porque no la necesitaba para ser feliz. Francisco de Asís decía: “Cada día necesito menos cosas y las pocas que necesito, las necesito muy poco”. Por ejemplo, Mi padre fue pastor de ovejas en el Pirineo hasta los 25 años y allí nadie pensaba que necesitaba mucho para ser feliz.

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¿Y qué debemos hacer para matricularnos en la ‘Escuela de felicidad’, como el título de uno de sus tres libros?

Comprometerte a trabajar en tu mente, todos los días, una hora y media. Si realizas los ejercicios que describo en mis libros, pierdes la mayoría de los miedos y te conviertes en alguien que goza de la vida a lo grande.

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¿Es posible que las personas sean felices sin tener en cuenta su entorno?

¡Claro! Tienes que acondicionar el ‘coco’ (la cabeza) de tal manera que no te influyan las opiniones de los demás. El filósofo Epicteto nació esclavo, pero decidió no quejarse y aprovechar sus oportunidades: ser feliz. Así consiguió la libertad de su amo, Epafrodito, su primer discípulo.

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¿Cómo pedirle a un desempleado con deudas, pesimista y con problemas sentimentales que sea feliz?

Pues que le pregunte a Stephen Hawking, el científico. Él no puede moverse desde hace 40 años y es muy feliz. ¿Qué le diría Stephen de sus deudas o de sus problemas sentimentales?, ¿qué son muy graves? En mi libro Las gafas de la felicidad describo su filosofía. Si copias su manera de pensar, te haces tan fuerte como él.

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¿Se puede ser feliz solo viendo que las personas que queremos lo son?

Puedes encontrar plenitud ocupándote de otros. Y también es posible ser feliz si ellos no lo son. Si mi madre fuese depresiva durante lo que le queda de vida, mala suerte, pero no es el fin del mundo. Nadie es muy importante. Así que ninguna desgracia es muy relevante.

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¿Qué técnica es la más conveniente para superar una desgracia: la pérdida de un ser querido, por ejemplo?

Diciéndote a ti mismo: “Dentro de nada, yo estaré muerto también”. Y con lo sentimental pasa algo parecido. Para una enfermedad: “Puedo ser súper feliz enfermo. Mi principal trabajo va a ser convertirme en el mejor enfermo del mundo, el que seguirá todos los tratamientos, se cuidará, hará deporte… que se prepare ese cáncer”. Para un accidente: “He perdido las dos piernas, lástima. Pero la felicidad no depende de andar o no hacerlo, sino de cómo funciona mi ‘coco’. A partir de ahora, voy a aprender a ser una persona fuerte y feliz como pocas se han visto”.

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Usted basa su trabajo en la terapia cognitiva. ¿Qué es?

La terapia cognitiva se basa en que los pensamientos regulan todas las emociones. Si te insultan, depende de ti que te duela o no. A mí ya no me puede ofender nadie..

También sostiene que la ansiedad y el estrés son las principales enfermedades de nuestro tiempo. 

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¿Cómo hacerles el quite?

Ralentizando. Los budistas dicen: “A un buen monje se le reconoce porque hace una sola cosa por vez y muy bien”. Tenemos que darnos cuenta de que el presente es la clave de la felicidad. No corras. Ponle cariño a cada cosa que hagas. Disfruta. A mí me ven mucho en Barcelona paseando, con mi música en los audífonos, disfrutando cada trayecto. Son momentos extáticos. Y lo mismo trabajando o lavando los platos. El 30 por ciento de la población tiene ansiedad o estrés. Y en el 2050 será el 50 por ciento. Los psicólogos tenemos trabajo para rato.

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¿Es partidario de medicar en estos casos?

No. Tenemos muchos estudios clínicos que dicen que los antidepresivos (y antipsicóticos) no son mejores que el placebo. ¿Para qué dar esas sustancias nocivas a la gente si no son eficaces? Es una aberración promovida por las farmacéuticas. La gente que toma antidepresivos experimenta muchos problemas para dejarlos. Además, causan problemas cardiovasculares a largo plazo. Los ansiolíticos son una basura a la que la gente se aferra para impedir resolver un tema que es mental.

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¿Qué papel debe adoptar la familia cuando uno de sus miembros cae en el estrés o la tristeza?

Intentar convencerle, una y otra vez, de que vaya a un buen psicólogo. Pero mucho cuidado con esto: debe ser una persona con una experiencia mínima de 10 años, con formación cognitiva, que es la corriente realmente eficaz, como lo demuestran todos los estudios independientes. También podría emplear mis libros y realizar el cambio por su cuenta. Pero, si no quiere realmente hacer ese esfuerzo, olvida el asunto. Como se dice en España: “Más se perdió en Cuba”.

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¿Hay un tratamiento especial para niños?

El mismo que para los adultos. Los niños absorben muy bien la terapia y cambian de forma radical.

Usted ha dicho que hay que ser tolerantes. ¿Cómo lidiar con el carácter de otros?

Casi todos estamos un poco locos y los enfados y malas salidas son fruto de esa locura. Nunca discutas con alguien que no está en sus cabales. Dale humor y amor a ver si se calma. En caso contrario, déjalo solo para que se le pase. No entres nunca en su locura.

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¿Y cómo enfrentar la presión laboral?

Tienes que darte cuenta de que no necesitas el trabajo. Es la única forma de ser feliz en el trabajo. Si lo hago bien, genial; si me despiden, será una oportunidad de hacer otra cosa. Lo curioso es que así te conviertes en un empleado excepcional, porque tu trabajo es bueno y no te estresas.

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¿Es posible amar un trabajo o un estilo de vida que no nos gusta?

¡Por supuesto! Mis pacientes llevan a diario la “reflexión del indigente” que consiste en imaginar que vives en el albergue público y que eres muy feliz. ¿Qué harías? Estudiar, ayudar a los demás, profundizar en la espiritualidad, hacer grandes amigos… Todos podemos ser felices en cualquier lugar, hay que cambiar el chip. Es precisamente la creencia de que necesitas otras cosas lo que vuelve loco.

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La dinámica actual exige ser ‘multitasking’ (multitareas). ¿Cómo controlar esto?

Nada de eso. Haz una cosa a la vez, con amor y pasión, y todo será genial. Los mejores libros de eficacia en el trabajo dicen eso, como los de David Allen y Atul Gawande. Se trata de planificar súper bien y que todo fluya.

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¿Qué consejos prácticos les da en su libro ‘El arte de no amargarse la vida’ a los fumadores para que abandonen el vicio?

La clave para dejar de fumar es darse cuenta de que el tabaco es un truco mental. Cuando fumas tienes un bicho interior que te pide nicotina. Te pone ansioso hasta que se la das. Pero sólo para ponerte nervioso y para que la sigas alimentando con el tabaco. El fumador piensa que eso es un placer. El cigarrillo es asqueroso, no proporciona placer: solo te da un poco de tranquilidad que te ha quitado previamente. Cuando te das cuenta que te ha estado engañando y que el bienestar viene cuando lo matas, ya no quieres fumar.

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¿Qué mecanismos utiliza un psicólogo tan reconocido como usted cuando requiere autoayuda?

Acudo a lo que me ha enseñado la terapia cognitiva, y ya. Me autoaplico la terapia.

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¿Siempre ha sido feliz?

No. A los 25 años me quejaba de todo, hasta que descubrí un libro de Albert Ellis, el padre de la psicología cognitiva, y aluciné. ¡Ya sabía cómo me había puesto mal y qué tenía que hacer para curarme! Lo hice y fue brutal. Desde entonces me dedico a esto y me va envolviendo cada vez más una maravillosa sensación de plenitud.

CARLOS GUEVARA  .