La limpieza es el fundamental para lograr un correcto cuidado de la epidermis. Eliminar los restos del maquillaje e impurezas es imprescindible para lograr un rostro sano y luminoso.
La piel, en especial el rostro, es una de las partes del cuerpo que más atención requiere. Un cutis bien cuidado, suave e hidratado es motivo de orgullo y envidia entre las mujeres. La limpieza facial, el uso de crema hidratante, anti arrugas y nutritiva noche, así como la leche desmaquilladora y un buen tónico componen el manual básico que todas deben tener en cuenta a la hora del cuidado de nuestra piel.
Entre estos pasos, sin duda la limpieza es el fundamental para lograr un correcto cuidado de la epidermis. Eliminar los restos del maquillaje e impurezas es imprescindible para lograr un rostro sano y luminoso.
Sin embargo, en ocasiones, en la búsqueda de la “perfección de la piel” se cometen involuntarios errores que atentan contra el buen cuidado de la misma. A continuación te presentamos algunos de los más cotidianos con los que debes tener ojo.
Duchas con exceso de agua caliente
En invierno a todos nos gusta tomar un baño de agua caliente. Y pese a lo agradable de este, es un placer perjudicial para la piel, pues disminuye sus aceites naturales provocando sequedad.
Apretar los granos de acné
Casi todos en algún momento de la vida hemos sufrido con esos molestos granitos que siempre aparecen en el momento mas inoportuno. Ante su sorpresiva apariencia, siempre se recurre a la forma mas rápida de eliminarlos: apretarlos. Error. Esto irrita la piel y además deja marcas y manchas.
Uso excesivo de protector solar en verano
Un bronceado siempre es atractivo. No obstante, el uso excesivo de lociones protectoras de los rayos solares así como de bronceadores impiden la regeneración de células vitales para la piel.
Secarse con fuerza
Frotarse muy fuerte con la toalla podría irritar la piel. Por ello, los dermatólogos recomiendan hacerlo con suavidad y para el rostro, mediante suaves toques.
Tocar mucho la piel
Esto puede sonar bastante raro. Pero, pasar frecuentemente las manos por el rostro o el cuerpo, implica el traspaso de muchos gérmenes, que atentan contra la salud de la piel.
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