Juan Prego
Es casi inevitable, cada semana recibo algún tipo
de artículo que revela alguna investigación acerca del brainstorming,
clamando al cielo que la técnica más utilizada en el mundo para generar ideas
no funciona.
Las afirmaciones en general se plantean como una
verdad revelada y casi siempre está acompañada de algún método más evolucionado
que supera la clásica técnica. Desde que en los años 40 Alex Osborn comenzara a
difundir esta técnica, cientos han sido sus detractores.
Uno de los últimos famosos exponentes “anti” brainstorming fue
el supuesto divulgador Jonah Lehrer. Autor de varios libros que han vendido
millones de ejemplares, publicó un extenso artículo en el New Yorker contra el brainstorming,
que puso en entredicho la citada técnica y del cual se hicieron eco varios
“expertos” en creatividad. Más tarde, se descubriría que Jonah había
falsificado varios de sus estudios, e inventado hechos y citas en sus libros.
Lo más sorprendente para mí cada vez que leo
estos artículos, es el profundo desconocimiento que los
autores demuestran del trabajo de Alex Osborn y la técnica en sí, ya que la
mayoría de sus afirmaciones no contradicen en nada aquellas que hiciera Osborn
hace ya más de 60 años. A continuación recorreremos una lista de algunos de
estas afirmaciones y “descubrimientos” recientes sobre el brainstorming,
intentando aportar un poco de luz a esta eterna discusión.
UNO: “El brainstorming NO
funciona porque las últimas investigaciones demuestran que el pensamiento
individual supera al pensamiento de grupo.”
En el libro Imaginación aplicada, Alex Osborn escribe
bajo el título “El pensamiento individual es todavía esencial” lo siguiente:
“En este punto estaría bien clarificar un concepto
erróneo acerca del brainstorming.
Algunos han pensado erróneamente que este esfuerzo colaborativo debe reemplazar
el pensamiento individual. El hecho es que el brainstorming en
grupo es recomendado solamente como un complemento a la generación
de ideas individual” (p.139)
Y más tarde cita al Professor John Arnold de
la Universidad de Stanford para agregar:
“Si bien el brainstorming fue originalmente propuesto como una actividad
grupal, debe ser extendida a los extremos de la organización. Un individuo
puede hacer brainstorming y también una organización”
Estas afirmaciones no sólo nos indican que el autor del brainstorming en
ningún momento sugería reemplazar la ideación individual con la grupal, sino
más bien complementarla, y además al hablar de la extensión del brainstorming a
“toda la organización” ya apuntaban a las claras tendencias que hoy existen
sobre la “innovación abierta”.
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