Por eso, las condiciones interiores de los edificios son determinantes para la salud, por ejemplo, la temperatura, la humedad, los ruidos, la calidad del aire interior o los materiales de construcción.
El equipo del Laboratorio de Salud en la Edificación (Laboratório de Saúde na Edificação, LABSED) de la Universidad de Beira Interior, en Portugal, investiga todos estos aspectos para conseguir un ambiente más saludable.
“Las nuevas formas de construir y preocupaciones como la eficiencia térmica han tenido como consecuencia una mayor impermeabilización de los edificios, y la escasa renovación del aire interior representa un riesgo para la salud porque se acumulan elementos nocivos”, pone como ejemplo João Lanzinha, coordinador del LABSED, en declaraciones a DiCYT.
Unidos a esa falta de ventilación, los materiales sintéticos de los revestimientos de suelo, el papel de las paredes, las pinturas y los materiales que se emplean para aislar y suelen contener una fuerte presencia de derivados del petróleo pueden contribuir a la prevalencia de algunas enfermedades, según los expertos. Además, la incomodidad térmica o el ruido son otros factores de riesgo importantes, especialmente para ciertos grupos de edad, como los niños y los ancianos.
Todo ello hace que el estudio del ambiente interior tenga un interés creciente. Al margen de las propias características de cada edificio, los factores que determinan su influencia en la salud de las personas son su relación con el medio ambiente exterior y la forma en que se utilizan los espacios habitables, que depende en buena medida del comportamiento de sus ocupantes.
Para analizar estos factores, el equipo de LABSED realiza investigaciones y presta servicios especializados, tanto en laboratorio como in situ, con el fin de evaluar riesgos potenciales para la salud y la seguridad de los ocupantes de los edificios en uso. Los expertos asesoran para mitigar los riesgos detectados y proponer rehabilitaciones eficientes.
Las normas que rigen la construcción se han ido modificando a lo largo de los años como respuesta a nuevos problemas y también gracias a la evolución de la investigación y de los conocimientos científicos. De la preocupación por una seguridad estructural mínima de las viviendas se pasó a tratar de asegurar las condiciones de comodidad de las casas, lo que ha dado lugar a las certificaciones de calidad térmica, acústica y del aire, pero “con certeza, en el futuro vamos a ver una legislación específica que apueste por preservar la salud de los usuarios de los edificios”, vaticina João Lanzinha.
En la actualidad, el equipo del laboratorio está iniciando su colaboración en un proyecto de investigación denominado 6.60.6, cuyo objetivo es realizar diversas mediciones en seis viviendas correspondientes a seis periodos de construcción diferentes (las décadas de 1960, 1970, 1980, 1990, 2000 y 2010) durante 60 días. Los científicos tienen previsto analizar elementos como metales, hongos y bacterias recogidos en bolsas de aspiradoras, además de la temperatura, la humedad relativa, los compuestos orgánicos volátiles y la composición del aire. De esta manera, podrán evaluar y comparar los riesgos para la salud que puede representar cada caso.
Por otra parte, los investigadores de la Universidad de Beira Interior analizan actualmente las condiciones de confort de residencias de ancianos y de guarderías. Otro estudio de ingeniería civil pretende establecer una metodología para la evaluación del riesgo para salud de los ocupantes de viviendas. Entre los objetivos del LABSED también está su colaboración en la puesta en marcha de un amplio consorcio internacional, aún en proceso de evaluación, para investigar “el hábitat del ser humano moderno, el ambiente interior”, en el que tienen prevista su participación otros especialistas portugueses, de la UBI, Oporto y Aveiro, además de Japón y Estados Unidos.
Asimismo, el laboratorio que coordina João Lanzinha dispone de avanzados equipos de medición acústica que le permiten explorar otras líneas de investigación al margen de las cuestiones directamente relacionadas con la salud. Una de ellas es el comportamiento acústico de las iglesias, que se ha estudiado recientemente en el Convento de São Bento de Cástris, en Évora, con el objetivo de definir una metodología para este tipo de estudios y obtener conclusiones sobre la organización espacial y constructiva de interiores y su comportamiento acústico. (Fuente: José Pichel Andrés/DICYT)
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