RENACE
RED NACIONAL DE ACCION ECOLOGISTA de la Argentina
El aumento del consumo de bebidas gaseosas azucaradas es un indicador enormemente preocupante.
Argentina presenta el mayor porcentaje de obesidad infantil en niños y niñas menores de cinco años de todo Latinoamérica con una prevalencia del 7,3%. De ahí que no podemos celebrar en modo alguno que este país sea el que más consume gaseosas en todo el mundo.
La mitad de los estudiantes consume dos o más bebidas azucaradas por día, y es inusual que en las escuelas se ofrezcan frutas o verduras en los kioscos, pero sin embargo se entregan o venden bebidas azucaradas sin control. La Encuesta Mundial de Salud Escolar (Argentina, 2012 [1]) a adolescentes de 13 a 15 años, indica que en los últimos cinco años aumentó el sobrepeso del 24,5% al 28,6% y la obesidad pasó del 4,4% al 5,9%.
La Fundación Interamericana del corazón señala que “para luchar contra la epidemia de obesidad infantil y sus enfermedades asociadas, la responsabilidad individual no es suficiente. El papel de los gobiernos es fundamental” y por ello, deberían tender a “disminuir el consumo de alimentos no saludables”[2]
Cada lata de refresco azucarado incrementa el riesgo relativo de diabetes 2 en un quinto y en un 22 % cada unidad adicional. Para las personas que consumen una lata de refresco al día, el riesgo es un 40 % mayor que para quienes consumen menos de una al mes[3].
No podemos comprender cómo la cifra de 137 litros per cápita de gaseosa al año en nuestro país, puede ser vista celebratoriamente. Los gobiernos deben desalentar esa tendencia. Es perentorio y urgente detener ese aumento y reducir drásticamente el consumo de gaseosas azucaradas.
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