Filomena Taipe Mendoza nació el 20 de diciembre de 1897. Ella no tiene dinero. Es una humilde pensionada (es beneficiaria reciente del programa gubernamental Pensión 65) que vive en una vivienda de barro en un alejado distrito rural de Huancavelica, Perú, donde ha permanecido toda su vida: ¿Cómo es que ella ha llegado a los 116 años?
3 conclusiones al comenzar la nota:
*La longevidad no depende de los cuidados médicos intensivos.
* La longevidad no depende del poder adquisitivo que mejore la calidad de vida.
* La longevidad no depende de tener ni familia ni médicos ni otros personajes cercanos que entiendan en los problemas ni de los afectos ni de la gerontología.
“Mi secreto para vivir más de 100 años ha sido la alimentación natural, siempre me alimenté con papa, oca, mashua, carne de cabra y carnero, leche, queso de cabra y habas. Todo lo que me cocino es de la chacra, no como de latas ni de sobres, no bebo gaseosas”, según Filomena.
De sus 9 hijos, ahora sólo viven 3, y se encuentran mal de salud. Filomena vive sola, pero cuenta también que nunca se siente sola porque siempre está alguno de sus vecinos para ayudarla, en el caserío de Pocuto, en el distrito de Acoria, de la región Huancavelica.
Pocuto aparece en los buscadores de internet gracias a Filomena.
En cuanto al distrito peruano de Acoria, es 1 de los 19 de la Provincia de Huancavelica.
Huancavelica (ciudad fundada como Villa Rica de Oropesa, el 04/08/1571), es más conocida como la capital del Departamento de Huancavelica, en la vertiente oriental de la Cordillera de los Andes, a orillas del río Ichu, afluente del Mantaro.
Filomena pasa sus días con la parsimonia que impone la vida rural. A sus edad, ella vive sola, camina apoyada en un bastón y dicen que aún es habitual verla tostando cebada en su fogón de leña o conversando, sentada en una banca, con niños del colegio Juan Velasco Alvarado, cercano a su humilde vivienda.
Para el nutricionista Luis Aguilar Esenarro, del Instituto Nacional de Salud peruano, Filomena es un ejemplo de cómo hay que alimentarse para tener una vida saludable.
“La carne le dio proteínas; los tubérculos, energía. También habrá comido frutas y verduras. Y ha evitado los alimentos procesados, que tienen exceso de azúcar, sal y preservantes, que traen enfermedades. Ha tenido siempre una alimentación natural”, le dijo Aguilar al cronista del diario El Comercio, de Lima, que le preguntó por Filomena.
Según su colega Sandra Cusirramos, docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, el acierto de Filomena fue combinar el consumo de alimentos andinos con la actividad física propia del área rural.
“La papa nativa es rica en vitaminas C y A. Se cocina con cáscara y eso evita la pérdida de aminoácidos. La oca, que también se come con cáscara, evita el estreñimiento y tiene fibra, almidones, carbohidratos y vitamina A, que da resistencia a los males respiratorios. La leche le dio calcio y la carne, proteínas y zinc, que reforzó sus defensas”, explica Cusirramos.
Para José Parodi, director del Centro de Investigación del Envejecimiento, de la Universidad de San Martín de Porres, "Filomena es una excepción a la regla. Una supervivencia extraordinaria, anecdótica y vigorosa por selección natural de la especie: gente muy robusta que surge de la unión de personas también robustas. Se trata de personas fuertes que nacen de fuertes y que se mantienen fuertes en sitios rurales, en los que la presencia del aparato de salud del Estado es casi nulo o nulo, y en los que la esperanza de vida normalmente es más baja que en la ciudad". O sea que sería un tema genético, ante todo.
4 consejos
Adoree Durayappah trabaja en la Harvard University, en el Hedonic Lab, a las órdenes de Daniel Gilbert, y ha publicado un artículo en la revista Psychology Today, intentando explicar el secreto de los centenarios, y los hábitos que tienen en común aquellas personas que han logrado tener en algún momento una edad de tres dígitos.
De acuerdo a la web española El Confidencial, todo surgió a raíz de un reportaje de laBBC News en el que se contaba la historia de Filomena: “No soy del siglo pasado, jovencito, sino del anterior… Soy muy vieja”, explicó la anciana.
Le sigue de cerca Misao Okawa, de Japón, quien hasta que se supo de la existencia de Filomena, tenía el récord de ser la persona viva más vieja del mundo, según el Guinness World Records y el Gerontology Research Group (GRG).
Los supercentenarios son un grupo de élite de personas que han alcanzado o superado los 110 años. Según indica el GRG hay 74 supercentenarios vivos verificados, de los cuales 71 son mujeres.
La gran pregunta de Marta Jiménez Serrano intentó responder en su trabajo: ¿Cuáles son los hábitos de vida que parecen haber llevado a estas supercentenarias a ser tan longevas?
1. No ingerir comida procesada
Tal como fácilmente se puede deducir, ya que Filomena vive en una pequeña aldea peruana, todo lo que ha ingerido esta anciana a lo largo de su vida son productos totalmente naturales, recogidos directamente de su huerta. Su dieta ha consistido en patatas, carne y queso de cabra, leche de oveja y chauchas, todo ello obtenido directamente de su fuente natural, sea ésta la tierra o los animales.
Sólo ha cocinado los alimentos extraídos de su propio huerto y jamás ha ingerido comida procesada.
2. Aprender a relajarse y dormir bien
La longeva japonesa Misao, por su parte, que tiene 116 años y dieciséis bisnietos, ha ingerido grandes cantidades de sushi a lo largo de su vida. Ha realizado siempre 3 grandes comidas al día, y el sushi se encontraba en la base de su alimentación. Además, ha dormido 8 horas cada noche sin excepción.
Su consejo es sencillo: “Come y duerme y vivirás mucho tiempo”, afirmaba en una entrevista en The Telegraph. Y, además, añadía otra clave fundamental: “Tienes que aprender a relajarte”.
Además, Misao ha mantenido una vida de actividad física mantenida.
3. Otra vez: la actividad física sistemática
Nacida en 1875 en Francia, un año antes de que se patentase el teléfono, los hábitos de Calment fueron sencillos e incluso placenteros: bebió siempre vino, comió 900 gramos de chocolate a la semana y trató su piel con aceite de oliva. Su actividad física fue sistemática: montó en bici hasta los 100 años y practicó esgrima hasta los 85. Y un dato curioso: fumó hasta los 117 años.
Aunque ella ya murió, la larga duración de su vida sorprendió a todos los de su entorno, en parte por su adicción al tabaco y al chocolate.
4. La actitud mental
Parece que, al margen de los hábitos que nos conducen a gozar de una buena salud física, la actitud mental es también clave a la hora de vivir muchos años.
Filomena, la longeva peruana, ha pasado por todo tipo de desgracias. “He tenido una vida muy dura”, cuenta, “me quedé viuda muy joven con 9 niños que dependían de mí y he trabajado muy duro para criarlos. Sólo 3 de ellos están vivos”, le contó a un funcionario del Ministerio de Desarrollo de Perú.
En el libro The Longevity Project, los autores (Howard Friedman y Leslie Martin) han considerado el papel que la tragedia ha tenido en estas vidas tan largas. “No son aquellos que tuvieron una vida fácil, segura y alejada del estrés los que vivieron más”, sino que los más longevos presentan “a menudo un patrón complejo de persistencia, prudencia, trabajo duro y una gran implicación con sus amigos y su comunidad”.
Los autores consideran que esa perseverancia les hizo “encontrar la vía hacia esos caminos saludables cada vez que la vida les daba un encontronazo”.
Así, cuando la agencia France-Presse le preguntó a Filomena si había algo que desease especialmente, ella contestó, sencilla: “Me gustaría tener todavía dientes”.
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