Los cerebros de los bebés son sorprendentemente sensibles al movimiento de otras personas, a juzgar por los resultados de una nueva investigación. Cuando los bebés observan a una persona mover una parte de su cuerpo, se activan en sus cerebros las mismas regiones cerebrales que son responsables de ejecutar el movimiento de esa parte del cuerpo.
El fenómeno ya se había comprobado en adultos. Cuando los adultos ven a otro humano moviendo partes específicas del cuerpo, las partes de sus cerebros dedicadas a mover dichas partes del cuerpo se activan. Si vemos a otra persona moviendo una mano, la parte de nuestra corteza cerebral responsable de mover nuestras manos se activa también. Existen varias teorías evolutivas y del desarrollo que explican por qué sucede esto. Una de ellas es que podría ser la base neurobiológica de nuestra capacidad de imitar a otros, una capacidad que es necesaria para el aprendizaje cultural y el desarrollo del lenguaje. Hasta ahora, sin embargo, este fenómeno sólo se había observado en adultos, y los autores del nuevo estudio eligieron estudiar si el cerebro infantil también presentaba esta sensibilidad.
En este estudio, el equipo de Joni Saby y Peter Marshall, de la Universidad Temple de Filadelfia, Pensilvania, así como Andrew N. Meltzoff, de la Universidad de Washington en Seattle, en Estados Unidos ambas instituciones, se valió de grabaciones no invasivas de la actividad cerebral, hechas desde el cuero cabelludo de los bebés, para demostrar que cuando ellos observan a otra persona utilizando sus manos, la actividad de los bebés en las áreas cerebrales que controlan sus manos se incrementa. Del mismo modo, cuando los niños observan a otra persona mover sus pies, la actividad de los bebés en las áreas cerebrales que controlan sus pies se incrementa. (NCYT
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