Arriba: Laurent Mosengwo Pasinya, cardenal del Congo; Oswald Gracias, cardenal de Bombay, Reinhard Marx, arzobispo de Múnich; Francisco Javier Erráuriz Ossa, arzobispo emérito de Santiago de Chile. Abajo: Sean Patrick O'Malley, arzobispo de Boston; George Pell, arzobispo de Sidney; Giuseppe Bertello, Presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano; Óscar Rodríguez Maradiaga, cardenal de Tegucigalpa. |
"No se terminará en dos meses", dijo el Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, coordinador del grupo, la semana pasada en Quebec.
Dos de los ocho sabios son latinoamericanos y, con el Papa Francisco, serán tres los miembros de esta región en el grupo. Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo emérito de Santiago de Chile, será el representante de América Latina, mientras que Maradiaga, cardenal de Tegucigalpa y hombre de gran confianza del Pontífice, actuará de coordinador del grupo.
Federico Lombardi, portavoz oficial de la Santa Sede, insiste en conversación BBC Mundo que será un órgano "sólo consultivo" y que las decisiones finales las tomará el Papa. "Aconsejarán al Papa en el gobierno de la Iglesia universal", explica.
Sin embargo Gerard O'Connell, analista en asuntos del Vaticano, asegura a BBC Mundo que es un "hito histórico porque es el primer intento serio de promover la colegialidad y descentralizar el poder decisional del la Iglesia" .
"Ningún Papa hasta ahora había creado un grupo de cardenales, cada uno de un continente, para asesorarlo y ayudarlo en el gobierno de la Iglesia desde cada una de las esquinas del mundo", dice.
La formación de este consejo fue anunciada exactamente un mes después de que Jorge Mario Bergoglio fuera elegido Papa, pero ésta es su primera reunión.
Su objetivo es reformar la Curia Romana, que es el conjunto de órganos que forman el servicio civil papal. Es el equivalente a que un país cambie la estructura y funcionamiento de todos sus ministerios y tribunales.
Pero, al contrario de lo que se pueda pensar, la idea no parte del innovador nuevo Papa, según coinciden Lombardi y O'Connell.
"Durante las reuniones del pre-cónclave, muchos cardenales estuvieron de acuerdo en que existía una gran necesidad de que el nuevo Sumo Pontífice cambiara la monárquica forma del gobierno del Vaticano por una forma más participativa o colegiada", asegura O'Conell.
Las pláticas de este G8 Vaticano afectarán ni más ni menos a los 1.200 millones de personas que han sido bautizadas en la fe católica en este mundo, según las cifras de la Santa Sede, y a 250.000 parroquias católicas según los datos de este mismo año del profesor David Voas de la Universidad de Essex.
¿Como será la reunión?
Poco ha trascendido de los detalles de este encuentro de tres días. Se sabe que en el tiempo transcurrido desde el 13 de abril, día en que se anunció la formación del grupo, cada sabio ha sondeado a otros cardenales y obispos de sus continentes en busca de las exigencias y cambios principales que proponen sus comunidades.
Tres son los grandes temas a tratar según O'Connell, el primero de los cuales es cómo se ejercitará el poder, tanto en el centro como en la periferia de la Iglesia.
"Durante los últimos 150 años ha habido una gran centralización y ahora existe una demanda por tratar de descentralizar algunas decisiones hacia las comunidades locales de cada continente (en las diócesis o en las conferencias episcopales)", explica.
En segundo lugar "hay una necesidad de reformar la Curia Romana, el servicio civil papal", dice O’Connell. "La idea es que sirva al Papa y a los obispos y no sea un cuerpo para censurar el trabajo de estos".
Por último, "hay ciertos asuntos pastorales que necesitan atención urgente, como el del divorcio, y si la iglesia ha de permitir a las personas divorciadas o en segundas nupcias tomar la comunión, algo que ahora no se admite".
Las pláticas de este G8 Vaticano afectarán a los 1.200 millones de personas que han sido bautizadas en la fe católica en este mundo, según las cifras de la Santa Sede y a 250.000 parroquias católicas,según los datos de este mismo año del profesor David Voas de la Universidad de Essex. BBC Mundo
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