M gato es una fiera, porqué?

 La conducta agresiva del gato es proverbial, es la que reconocemos en los felinos, en leones, en tigres o en panteras. Dientes afilados que se dejan ver en un hocico que se abre, orejas que se desplazan hacia atrás y bufidos y maullidos característicos de intimidación acompañados del encrespado del pelaje, del arqueo de su cuerpo y de movimientos del rabo amenazadores.

Lo reconocemos, sí, nos resulta muy evidente. ¿Pero cuál puede ser el origen del comportamiento agresivo y hostil de un gato casero? El origen de una agresividad exacerbada está, en la mayor parte de los casos, en una deficiente socialización.

El gato se socializa, descubre los comportamientos básicos de su especie para la convivencia, entre las dos y las ocho primeras semanas de vida, y la responsable de atender esa 'enseñanza' es su madre. La madre del gato joven estimula el juego, la caza, la sorpresa, los movimientos de habilidad, pero, cuando este se ha vuelto demasiado brusco y agresivo, muerde a la cría para marcarle los límites.

Un gato pequeño que haya sido destetado de su madre antes de las cinco semanas corre el riesgo de no haber aprendido el rol que debe desempeñar ante las situaciones de agresividad de otros o de miedo propio. No se trata de una relación causa-efecto, no está demostrado que sea siempre así, que un gato destetado antes de tiempo sea un animal agresivo en el futuro, pero la falta de esa 'enseñanza' será un factor a tener en cuenta en su desarrollo posterior.

La activación de la agresividad del gato, sea como sea, está sometida también a otros factores, como son, por ejemplo, si están castrados o no, si se encuentran en celo o no. No obstante, si en la mayor parte de los casos su agresividad es el resultado de una mala socialización, también hay un pequeño número de situaciones que desencadenan el malestar del gato que no tienen nada que ver con el comportamiento y su aprendizaje.
Esas situaciones son las derivadas de patologías, de enfermedades muy concretas del gato. Entre ellas, procesos tumorales, infecciones de virus, bloqueos en la uretra, hipotiroidismo, la misma artritis en los animales más mayores, problemas en su dentición y un largo etcétera de enfermedades, cuyo alcance tendrá que precisar siempre un veterinario.
Se ha determinado también que existe una agresividad innata en el gato que se manifiesta entre los machos como consecuencia de la rivalidad territorial, de las actividades predadoras que puede ser inducida por las caricias, por el contacto físico, y que puede tener una naturaleza compleja. Una agresividad puede esconder otra latente.
Existen estudios también sobre el comportamiento del gato que abren otras posibilidades para explicar su agresividad, que la relacionarían con la carga genética. El comportamiento anormalmente agresivo sería hereditario en algunos casos.
Algo, que explicaría porqué en las mismas camadas y con el mismo tipo de socialización felina, unos gatos desarrollan un instinto más agresivo, más marcado, que en el resto de sus hermanos y hermanas.