A partir del Sistema de Biodanza, el taller se propuso los siguientes objetivos:
Vivenciar la posibilidad de convertir la violencia interna en un potencial para transitar el mundo, generando espacios propios de cuidados recíprocos y afectivos.
Promocionar las estrategias de inclusión e integración con equidad.
Estimular los potenciales genéticos.
Despertar el deseo de conducir el propio proceso evolutivo y de crecimiento.
Afianzar la identidad y el protagonismo.
La Biodanza utiliza la música y el movimiento priorizando la vivencia para lograr un proceso grupal capaz de inducir a una vida más armónica con nuevas formas de actuar y vincularse.
Una de las coordinadoras del Taller, Graciela Martínez, dijo para comenzar que “la propuesta invita a trabajar las cuestiones de género, la necesidad de poner límites, la relación con los otros y muchas más áreas circunscriptas al mundo de la mujer desde la música y el movimiento”.
Otras dos facilitadoras de Biodanza que estuvieron guiando el taller también hicieron hincapié en que “la Biodanza es una meditación en movimiento y por eso queremos que puedan llevarlo a sus vidas cotidianas”.
A continuación, las concurrentes leyeron los puntos a tener en cuenta durante el desarrollo del encuentro y seguidamente comenzaron a moverse al ritmo de la música.
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