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Mostrando entradas con la etiqueta Vino tinto. Mostrar todas las entradas
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jueves, 24 de octubre de 2013

¿Qué hay detrás de la saludable reputación del vino tinto?

En los últimos años, el vino tinto ha tenido muy buena prensa. Cuando pensamos en una forma saludable de alcohol, una copita de este líquido rojo parece ser la mejor opción. ¿A qué se debe esto? ¿Se merece tanta atención?.

Científicos coinciden en que hay algo en el vino tinto que, cuando se toma con moderación, puede ayudar a proteger el corazón, reducir el colesterol "malo" y prevenir la formación de coágulos de sangre.
Pero no hay mucho consenso sobre la causa de esos efectos tan beneficiosos.

Recientemente, un químico uruguayo se lanzó a la tarea de descubrir los secretos de su vino tinto casero y sano. Para ello llegó al extremo de secuenciar el genoma de la uva de Tannat del que está hecho.

Eso dio pie a que se descubrieran altos niveles de procyanidins -un tipo de flavanol (antioxidante natural) que se encuentra en plantas, frutas y granos de cacao- en esos vinos.

En otra investigación, Roger Corder, profesor de terapéutica experimental de la universidad Queen Mary de Londres y autor de La dieta del vino tinto (The Red Wine Diet) confirmó que los vinos Tannat tienen tres o cuatro veces más procyanidins que el Cabernet Sauvignon.

De acuerdo con Corder, estos flavanoles, junto con una alta concentración de taninos -biomoléculas que combaten el envejecimiento de las células-, pueden estar detrás de las propiedades benéficas de la bebida.
Otros investigadores tienen los ojos puestos en un compuesto que se encuentra en la piel de las uvas rojas llamado resveratrol.

Durante muchos años, ha sido aclamado como un tipo de medicamento maravilloso, un compuesto antiedad que podría alargar la vida, combatir la obesidad e incluso curar el cáncer.
Pero hasta ahora, los estudios sobre resveratrol no han salido del laboratorio. Con lo cual todavía no hay evidencia de que pueda ser efectivo en humanos.
La conexión con el cáncer

La doctora Emma Smith, del departamento de comunicaciones científicas de la ONG Cancer Research UK, señala que es un error tomar vino rojo y creer que está haciendo algo bueno.

"El vino tinto sólo contiene cantidades muy pequeñas de resveratrol y la gente no debería tomarlo para obtener algún beneficio para la salud. Es importante recordar que, incluso en cantidades moderadas, el alcohol aumenta el riesgo de varios tipos de cáncer y se estima que es la causa de unos 12.500 casos de cáncer al año en el Reino Unido".

No obstante, investigadores de la Universidad de Leicester están estudiando si el resveratrol, por si sólo o en el vino tinto, podría algún día ser desarrollado como un fármaco de prevención del cáncer.

En experimentos con ratones, los especialistas han descubierto que una dosis diaria de resveratrol equivalente a dos copas de vino puede disminuir a la mitad los tumores intestinales.
Ahora quieren llevar su estudio más allá, en pruebas clínicas, y determinar cómo el compuesto puede actuar en humanos.

La profesora Karen Brown, del departamento de estudios sobre cáncer y medicina molecular de Leicester, aclara que su investigación no debe ser malinterpretada.
"No estamos diciendo que el vino tinto puede prevenir el cáncer, estamos estudiando el compuesto puro. El alcohol no es bueno para el cáncer, lo que sucede es que el vino rojo contiene resveratrol".

Pero incluso en el vino tinto, el profesor Roger Corder indica que hay poca evidencia que indique que el resveratrol es un ingrediente importante. "Es un mito que el resveratrol tenga algo que ver con las propiedades saludables del vino rojo", sostiene.

"La mayoría de estos vinos tienen cantidades insignificantes de resveratrol y aquellos que tienen algo más, siguen teniendo muy poco como para que haga cualquier efecto".

Son las pepitas
El experto apunta que son las semillas, y no la piel de la uva, donde está la clave.
Cuando las uvas son fermentadas durante semanas los flavanoles se liberan de las semillas, lo que evoluciona en moléculas más complejas.

Pero Corder aclara que la mala noticia es que esto no siempre ocurre en todos los vinos. "Los tipos de vinos más modernos no tienen ese tipo de fabricación", explica.
Es por esto que el especialista aconseja que las personas se concentren en tomar vino de una forma saludable.

"Es muy difícil decir que el vino es una bebida saludable cuando las personas consumen demasiado alcohol en el momento equivocado del día y sin comida", señala.
Según el profesor, la mejor forma de tomar vino es con la comida y moderadamente.

Si se toma de esta forma, son mayores las posibilidades de que el vino tenga un efecto beneficioso en la salud. Fuente: BBC Salud

sábado, 5 de octubre de 2013

El factor beneficioso del vino tinto, mejorado en pastillas

Los amantes del vino están últimamente encantados de sí mismos: por fin la medicina les ha dado la razón demostrando que su placer es además una gloria para la salud, la comunión última entre el arte y la ciencia. Pero las cosas distan mucho de estar tan claras. El resveratrol del vino tinto ha mostrado, en múltiples experimentos con animales de laboratorio, su potencial para proteger contra una variedad de cánceres, el infarto y otras servidumbres de la edad; de hecho, alarga la vida de ciertos organismos. Pero las cantidades de resveratrol usadas en esos experimentos implicarían en la vida real tales ingestas de vino que no hay científico ni camarero que se atreva a aconsejarlas.

Ketan Patel, Karen Brown y sus colegas de la Universidad de Leicester, Reino Unido, aclaran ahora la ruta por la que el resveratrol es absorbido y metabolizado en el cuerpo, lo que sugiere un derivado químico concreto (el resveratrol sulfato) que puede ser particularmente útil como fármaco. Presentan sus notables resultados en Science Translational Medicine, la subsidiaria de Science dedicada a los trabajos con una previsible aplicación clínica.Los estudios preclínicos con animales de laboratorio indican que el resveratrol, el componente beneficioso del vino tinto, previene varios tipos de cáncer, mitiga ciertas enfermedades cardiovasculares y degenerativas y, más en general, promueve la longevidad –de organismos simples como las levaduras— o retrasa sus devastadores efectos y la mortalidad asociada a ellos en mamíferos como los ratones.

Multinacionales farmacéuticas como Glaxo han invertido en la compra degacelas –jóvenes y pequeñas firmas biotecnológicas asociadas a las grandes universidades norteamericanas— dedicadas en exclusiva a la generación de nuevos derivados del resveratrol del vino tinto que tengan mucha más actividad biológica que el compuesto original.

Algunas de estas moléculas han mostrado resultados muy notables en ratones para prevenir los efectos nefastos de la obesidad: síndrome metabólico, diabetes, dolencias cardiovasculares, infartos, cáncer y enfermedades neurodegenerativas. Si la vejez es una enfermedad, pasar hambre es lo más parecido a un tratamiento que tenemos para ella. Y el resveratrol aspira a convertirse en una alternativa, o al menos un complemento, a la vida sana y aburrida. El resveratrol está calificado en la literatura técnica como un “mimético de la restricción calórica”. Algo tan bueno como pasar hambre, y sin pasarla. El último truco contra el imperativo teológico de que hemos venido a este mundo a sufrir.

Pero, como ocurre a menudo en biomedicina, el diablo mora en los detalles. Una vez ingerido –sea en forma de vino tinto o por otro sistema de administración más aceptable—, el resveratrol resulta metabolizado en seguida por los mecanismos de digestión del cuerpo humano, tan insensibles a los avances farmacológicos.

Como resultado, esa piedra filosofal de la biomedicina adolece de una pésima biodisponibilidad, la fracción del compuesto ingerido que logra hacer algo útil cuando pasa a la sangre. Para colmo, el resveratrol parece ser tóxico a las altas concentraciones que serían precisas para que ejerciera sus deseables talentos protectores.

Estos son los problemas que Patel y sus colegas de Leicester han intentado abordar, e intentado resolver. Han sometido a voluntarios a una ingestión repetida de resveratrol –en pastillas en lugar de copa grande— y han medido todo tipo de parámetros relevantes en sus tejidos. La clave parece estar en los sulfatos de resveratrol, que son la fuente de resveratrol que utilizan las células humanas.

“Los datos demuestran que los sulfatos de resveratrol contribuyen a la eficacia del compuesto in vivo”, dicen los científicos, “mediante la liberación de resveratrol a los tejidos relevantes en una forma conjugada estable, lo que permite la regeneración gradual del compuesto original en ciertas células selectas”. En la jerga bioquímica, esto quiere decir que los científicos ya disponen de un derivado concreto del resveratrol que promete ser una forma de administración eficaz y estable para los pacientes del futuro. La sulfatación del vino tinto, por desgracia, no parece una idea muy aconsejable.
Fuentes: El País

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