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lunes, 27 de julio de 2015

¿Cuánto chocolate soporta su cuerpo?

Hernán Cortés ya lo decía: una taza de esta bebida indígena da fuerzas suficientes a un soldado para todo un día de marcha; aunque entonces no era considerado, como hoy, un superalimento.

¿Cree que este apelativo es suficiente para permitirle comer toneladas? Ni lo sueñe, si se pasa, provocará un desajuste en la báscula e incluso algún trastorno en el organismo.

El chocolate tiene una cantidad de antioxidantes superior a la de la mayoría de frutas. Y por eso protege el corazón, reduciendo el riesgo de enfermedad coronaria, a través de una bajada de la presión arterial. También estimula la producción de óxido nítrico y mejora el perfil lipídico, aumentando el HDL y reduciendo la oxidación del LDL.

“Su carga de antioxidantes puede prevenir enfermedades cardiovasculares, mejorar el estado de animo y potenciar la memoria. Contiene flavonoides, Teobromina, catequinas, fibra, polifenoles, vitaminas A, B1, B2, C, E y B y minerales”, señala Paula Rosso, máster en nutrición y directora del departamento de Corporal del Centro Lajo Plaza. “También contiene grandes cantidades de magnesio, hierro y calcio, así como beta-caroteno y niacina”, prosigue José María Escudero, nutricionista, de las Clínicas S&O. Por su parte, Inmaculada Canterla, licenciada en farmacia, especialista en Nutrición y Dietética y directora de Cosmeceutical Center, añade que tiene "unos niveles bastante razonables de cobre, manganeso y fibra”.

Tantas propiedades parecen sugerir que podemos tomar chocolate sin descanso. El consumo per cápita en España es de más de tres kilos de chocolate al año, siendo cántabros, riojanos y vascos los españoles más golosos, frente a los habitantes de Cataluña, Andalucía y Madrid, que se sitúan como las regiones en las que menos se consume, según un estudio de Mercasa. 

Pero no, no es posible comer todo lo que queramos. Expertos como Paula Rosso dicen que “lo ideal es 1 o 2 onzas al día; aunque hay estudios médicos sobre los accidentes cerebrovasculares, en el que mujeres que tomaban unas 20 onzas a la semana disminuían este riesgo en un 20%. Con los alimentos hay que ser moderado para obtener los beneficios y evitar los perjuicios de un consumo exagerado, como el incremento calórico (100 g de chocolate negro equivalen a unas 540 calorías lo que representa casi un cuarto de las calorías diarias que deberíamos consumir) y de grasas saturadas”.

“El que un alimento tenga una o varias propiedades funcionales bien definidas y documentadas no abre la veda de su libre consumo; los beneficios que aportan dosis adecuadas, puedne conllevar efectos colaterales cuando se comete un exceso. Debería tomarse como un capricho diario, en cantidades entre los 20-40 gramos diarios de chocolate negro al 90%", explica Inmaculada Canterla y añade que existen muchos estudios que avalan los beneficios del consumo moderado de chocolate.

Pero seguir esta recomendación no es tan fácil, porque tiene un componente adictivo. “El chocolate contiene triptofano que es un precursor de la serotonina (hormona de la felicidad) y la disminución de este precursor puede provocar abstinencia cuando su consumo es excesivo", advierte la doctora Rosso. 

En nuestro cerebro tenemos un pequeño cúmulo de células encargadas de proporcionarnos placer. "Allí se encuentra la mayor cantidad de dopamina almacenada y es sensible a otros neurotransmisores del placer, como la serotonina y las endorfinas. 

Las drogas estimulantes, anfetaminas o cocaína, logran su efecto placentero cambiando la concentración de dopamina de este cúmulo celular. Otras sustancias como la marihuana, el chocolate, la nicotina y la cafeína pueden estimular los niveles de dopamina”, explica José María Escudero.

“El chocolate contiene cierto contenido en cafeína y teobromina, sustancias adictivas. Por ello, controlar las cantidades diarias evita que caigamos en la adicción. Lo ideal es tomar el chocolate como un capricho, no como un vicio”, insiste la doctora Canterla. Pero, ¿es posible desesgancharse? “Para ello es necesaria una reeducación alimentaria, limitando el consumo a un par de onzas al día, aumentando paulatinamente la graduación de cacao e intentando tomar de manera sustitutiva alimentos que contengan triptófano como el plátano, las fresas, el mango o los productos lácteos, que también son ricos en él”, recomienda Paula Rosso.

Los expertos parecen recomendar solo el chocolate negro. Pero, ¿qué pasa con el chocolate con leche? "Tiene un mayor porcentaje de grasas saturadas y de azucares, una de las combinaciones de sustancias artificiales que producen más reacciones cerebrales. Además, el consumo excesivo de dulces aumenta el deseo de consumir grasas”, argumenta José María Escudero. “Las propiedades funcionales las tiene el cacao. 

Todo lo que sea rebajar el contenido de cacao del 90% es reducir concentraciones de nutrientes funcionales y aportar otro tipo de sustancias que, evidentemente, no van a ser tan buenas como lo que estamos recortando. Si esto que añadimos son grasas e hidratos de otro tipo, ya no tendremos un superalimento. La leche no es el problema, el problema es que no es cacao al 90%, y por eso no nos podemos beneficiar de sus propiedades”, matiza Inmaculada Canterla.

En cuanto a los niños, Paula Rosso aconseja que tomen cantidades pequeñas porque puede ser excitante para ellos. “No se recomienda introducir el chocolate en la dieta de los niños hasta los 18-20 meses”, advierte José María Escudero. 

Sin embargo, Inmaculada Canterla duda: “El tema niños es muy delicado. Si el chocolate tiene propiedades beneficiosas para los mayores, también las tiene para los pequeños, pero hay que tener en cuenta que sus metabolismos están en pleno desarrollo. Se le debería 'premiar' con el chocolate y no dárselo por rutina. Así se estimula al niño y además se beneficia de sus propiedades".

También hay personas para las que no está recomendado el consumo de este alimento, como aquellas que tienen problemas de hígado o vesícula. “En pacientes con hígado graso, el consumo de un alimento calórico y con alto contenido en grasa, como es el chocolate, podría tener efectos negativos”, explica José María Escudero. 

“El chocolate requiere un metabolismo hepatobiliar, por lo cual un hígado o vesícula enferma evitará su consumo para no provocar trastornos digestivos”, añade Paula Rosso. Por su parte Inmaculada Canterla advierte de que el exceso de chocolate de baja calidad y el precedente de alguna patología previa de hígado, puede provocar problemas hepáticos que el chocolate puro es capaz de prevenir. En conclusión, si su hígado está sano evita que enferme, pero si ya está enfermo, le perjudica.

Aquellos que tengan migrañas también pueden encontrar en el chocolate un enemigo. "El cacao y los chocolates presentan cantidades apreciables de tiramina, histamina y feniletilamina que, en ciertas personas, se relacionan con la aparición de episodios de migrañas, especialmente si están siguiendo tratamientos para la depresión, ya que muchos de los medicamentos antidepresivos inhiben las monoaminooxidasas (MAO) y diaminooxidasas (DAO), enzimas necesarias para eliminar las histaminas del organismo, y que son las principales causantes de estos episodios migrañosos", informa Jose María Escudero.  Fuente: El País

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