"La dieta anti-cáncer" y "La cocina como cura y tratamiento contra el cáncer" son dos de los ejemplos más recientes de publicaciones que han aparecido en librerías de Francia, Estados Unidos y Japón. Provienen de lugares muy distintos pero plantean algo común: recetas para tratar y prevenir el cáncer.
El autor de una de estas publicaciones, el oncólogo francés David Khayat, escribe que parte del tratamiento y prevención de cualquier enfermedad debería ser la comida. Y en el caso del cáncer esto se refleja en las cifras. Khayat sostiene que la tasa de cáncer de mama es mucho mayor en las mujeres estadounidenses que en las japonesas. Si se contrastan los hábitos alimenticios de las mujeres en estas dos culturas es posible encontrar diferencias fundamentales y llegar a al conclusión de que las mujeres estadounidenses consumen muchas más comida rápida o prefabricada, mientras que las japonesas, en general, mantienen una alimentación más orgánica y balanceada.
El oncólogo, a su vez, apoya su estudio en el análisis de casos de mujeres japonesas que tuvieron que emigrar a Estados Unidos y adquirieron los hábitos alimenticios de ese país. Aquí concluye que la segunda generación de emigrantes (las hijas de esas japonesas que abandonaron su país natal) comienzan a mostrar una tasa más elevada de cáncer. ¿Por qué? Por el cambio en la dieta y los hábitos alimenticios.
Mientras que el cáncer es una enfermedad genética, explica Khayat, la nutrición juega un papel importante en su aparición. Libros como los de él han tomado cada vez más relevancia en la discusión médica acerca del impacto de la comida en las diferentes enfermedades que los humanos padecen y deben tratar. Desde una gripe hasta el cáncer.
Algunas de las recomendaciones que surgen en estos libros son bastante sorprendentes y se contrastan con lo que se piensa de los alimentos en el saber popular. Por ejemplo, muchos nutricionistas afirman que la fibra que contienen las frutas y las verduras es mucho más pura si se consumen directamente del vegetal. Sin embargo Khayat, y otros profesionales, sostienen que esta se encuentra mucho más concentrada en jugos naturales. Los mismo pasa con los antioxidantes. A su vez el jugo es un buen pretexto para comenzar a implementar semillas (las cuales pueden mezclarse en la bebida) a la dieta.
También brindan los mismo beneficios -siempre y cuando estén preparados al vapor o crudos- el salmón (o cualquier otro pescado fuente de Omega 3), el té verde, la espinaca, el tomate, los cítricos, las bayas y las almendras.
En Uruguay una de las autoras más reconocidas en torno a este temática es la española Odile Fernández. Una médica superviviente al cáncer que ya ha publicado varios libros de recetas y consejos y que también posee su propio sitio web -www.misrecetasanticancer.com- el cual actualiza periódicamente. Fuente: El Observador y The Washington Post
NR.: En general hay una coicidencia: fuera las carnes, aumento del consumo de cereales, frutas y verduras.
Deberíamos agregar la clasificación de orgánico como cuasi esencial.
Nada de aspartamo en edulcorantes, nada de Coca cola o cualquier otra gaseosa, olvidarse de las hamburguesas, etc.
Es un camino que nos lleva a grandes estados de vitalidad y al reforzamiento de nuestras reservas.
Va la pena,
No hay comentarios :
Publicar un comentario