La creciente demanda de tratamientos de rejuvenecimiento facial por parte de los europeos, donde muchas veces se emplean neurotoxinas o rellenos para conseguir el efecto ‘anti-aging’, ha generado que algunos de los productos más falsificados sean el bótox, la silicona líquida o el ácido hialurónico, según ha asegurado la especialista en Medicina Estética, Natalia Ribé.
De hecho, prosigue, la democratización de la medicina estética y el incremento de productos innovadores en este campo han provocado un “aumento importante” del mercado negro. Además, la experta ha avisado de que la crisis económica europea ha incitado a consumidores y profesionales a interesarse en los productos y tratamientos estéticos económicos, los cuales no suelen estar regulados, carecen de garantías y son inseguros.
En concreto, en Europa, el área en el que más se invierte en tratamientos estéticos es el rejuvenecimiento facial. “Esta creciente demanda está abriendo una puerta ilegal al mercado de productos estéticos falsos que no cuentan con ningún tipo de regularización, no han pasado ningún control sanitario y suponen un verdadero peligro para nuestro aspecto físico y nuestra salud”, ha apostillado la experta.
Asimismo, el adjunto del Centro de Investigación botulínico de Dartmouth (Estados Unidos), el profesor Pickett, ha alertado de que la falsificación de inyectables estéticos se produce en todos los rincones del mundo, incluso en Europa existe un mercado negro de estos productos que pueden haber sido fabricados aquí. Además, el profesor ha informado de que existe la creencia y las pruebas de que estos productos se pueden conseguir fácilmente en Rusia.
COALICIÓN CONTRA EL MERCADO NEGRO
Ante esta situación los profesionales del sector se están movilizando con el objetivo de prevenir los posibles resultados desastrosos del uso de estos productos ilegales e inseguros. De hecho, se ha creado una coalición en contra del mercado estético falso (‘The Coalition Against the Fake Aesthetic Market’), bajo los auspicios del IMCAS.
Su objetivo es proporcionar a los médicos la información en cuanto a la comercialización de productos falsificados en el campo de la medicina estética y quirúrgica. El grupo trabaja conjuntamente con asociaciones científicas institucionales, organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales, las autoridades reguladoras de drogas y las compañías e industria farmacéutica.
“Una sustancia que va a ser inyectada en el cuerpo, necesita de una investigación y experimentación previas y su seguridad se tiene que haber demostrado. El hecho de que esto no sea así, resulta escalofriante dado que una de las zonas del cuerpo más tratada en medicina estética es el rostro y cuando inyectamos sustancias ilegales, sin ningún tipo de control, nuestra salud está en juego, pero también nuestra imagen; deformaciones, quemaduras o lesiones. Las consecuencias del uso de sustancias ilegales son nefastas e incontables”, ha zanjado Ribé.
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