La pregunta es muy común: “¿Crees que puede escucharme?”. La han formulado a los médicos muchos familiares de pacientes en coma, y el tema ha originado no pocas controversias.
Ahora, los llamativos resultados de un nuevo estudio van a añadir sin duda más polémica al debate, aunque quizá la respuesta a esa pregunta esté más cerca de poder ser respondida con un “Sí” en más casos de lo creído previamente.
La nueva investigación, llevada a cabo por una veintena de científicos, encabezada por la Dra. Theresa Pape, de la Escuela Feinberg de Medicina, dependiente de la Universidad del Noroeste en la ciudad estadounidense de Chicago, muestra que las voces de los seres queridos contando al paciente historias familiares que él debe tener almacenadas en su memoria de largo plazo pueden ayudar a despertar al cerebro inconsciente y acelerar la salida del coma en pacientes con un traumatismo craneoencefálico.
Los pacientes en coma que oyeron historias familiares repetidas por los miembros de la familia cuatro veces al día durante seis semanas, a través de grabaciones que oyeron a través de auriculares, recobraron la conciencia bastante más rápido y tuvieron una mejor recuperación en comparación con pacientes que no oyeron las historias.
Pape y sus colegas creen que oír esas historias en las voces de padres, hermanos y otros seres queridos ejercita los circuitos en el cerebro responsables de los recuerdos de largo plazo. Esa estimulación ayuda a desencadenar la primera chispa de consciencia. Como resultado de ello, los pacientes en coma pueden despertarse más fácilmente, percatarse mejor de su entorno y empezar a reaccionar a los estímulos a su alrededor.
El coma es un trastorno de inconsciencia en el que el paciente no puede abrir sus ojos. Estos normalmente progresan desde el coma a un estado mínimamente consciente o a uno vegetativo, y tales estados pueden durar desde unas pocas semanas, hasta meses o incluso años.
Cuando pacientes como Godfrey Catanus en la investigación oyeron la voz de un miembro de la familia diciendo sus nombres en voz alta y recitando historias mientras estaban siendo sometidos a una resonancia magnética, sus cerebros mostraban una actividad neural aumentada. En las imágenes, esto quedaba indicado por manchas brillantes de color amarillo y rojo que aparecían en regiones implicadas en la comprensión del lenguaje y en la memoria a largo plazo.
En el caso de Catanus, hoy satisfactoriamente recuperado, él afirma recordar que escuchaba hablar a su esposa y a su hermano, y que siente que eso le ayudó a salir de su estado vegetativo y devolverle la consciencia plena. (NCYT)
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