Un reciente estudio reveló que los antepasados primates usaban la mano como el hombre moderno; Algunos de nuestros antepasados prehomínidos podrían haber sido un poco más parecidos a los seres humanos actuales que lo que se suponía, de acuerdo con el estudio de una sección diminuta de sus pulgares.
Un atributo clave que separa a los humanos de otros animales es el pulgar prensil opuesto a los demás dedos. Es lo que nos permite arrojar objetos con mayor precisión, tocar la guitarra o girar una llave.
Ahora, gracias a la tecnología moderna, los científicos han determinado que hace un par de millones de años uno de nuestros antepasados prehumanos tenía la misma capacidad prensil, aunque los expertos lo consideran poco más que un simio erguido, según un estudio que publica el jueves la revista Science. Ese hecho apoya evidencias anteriores pero controversiales de que el Australopithecus africanus, de cerebro pequeño, produjo herramientas primitivas.
“Nos obliga a revisar cómo vivían”, dijo el autor central del estudio Matthew Skinner, de la Universidad de Kent en el Reino Unido. “Podría ser evidencia de nuestra mayor dependencia de las herramientas”.
Es la evidencia más antigua de que los prehomínidos usaban las manos para manipular objetos, afirmó Brian Richmond, curador de objetos prehistóricos en el Museo de Historia Natural de Nueva York. No participó del estudio pero lo consideró importante.
Esta especie, que técnicamente no forma parte de la familia Homo, rondaba por el sur del África hace 2 a 3 millones de años. Una especie similar de homínidos, tipificados por el famoso fósil Lucy, vivía en el África oriental.
“Son criaturas sumamente primitivas”, dijo Richmond. “Básicamente habrían sido más o menos como los grandes simios erguidos. No los consideramos demasiado humanos, pero esto los hace un poquito más humanos de lo que pensábamos”.
Skinner y colegas en el Instituto Max Planck en Alemania construyeron su propio microescáner de alta resolución y un contenedor que despacharon a museos de África para que escanearan la pequeña parte del pulgar de los fósiles que no podían salir de sus países.
El estudio se concentró en una pequeña parte en la base del pulgar debajo del músculo donde hallaron una señal de desgaste óseo similar al que tienen los seres humanos debido a actividad frecuente, pero que no se observa en chimpancés y otros simios, dijo Skinner.
No es una característica heredada, sino que se desarrolla con el uso continuo del agarre de precisión, dijo Skinner. Por ejemplo, el brazo derecho del tenista Roger Federer es más largo que el izquierdo debido a su mayor uso.
Y ese agarre, acotó Richmond, “es una de las características de la humanidad”.
(Fuente http://postlatino.com/)
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