El consumo de drogas ilegales, como la marihuana, la cocaína y el éxtasis; y de drogas legales como el tabaco y el alcohol es uno de los problemas críticos de nuestro tiempo.
A diario nos enteramos de personas capaces y útiles para la sociedad que destruyen sus vidas, víctimas de una adicción que no logran controlar y se transforma en su único interés.
Un adicto deja de aprender, no produce, no respeta, no es solidario, no tiene límites, deja de amar atrapado en un vínculo sustituto al que le transfiere su afecto: los "amigos" de ocasión y la sustancia adictiva.
Además debemos tener presente la enorme significación de la prevención activa.
La cuestión siempre relevante de la conducta aditiva de los padres, que mantiene plena vigencia, y se manifiesta en diversas "costumbres y acciones" ligadas al consumo de sustancias que dañan la salud física y psíquica.
De allí que asegurar que la tarea de evitar el consumo, dependencia o adicción es una tarea que debe ser comenzada mucho antes que la ocasión se presente.
Será tiempo entonces de reveer las formas. modos y orientación de nuestro accionar en el diario vivir.
Allí reside la esperanza de lograr los efectos deseados.
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