Un nuevo estudio ha confirmado que los niveles crecientes de vapor de agua en la franja alta de la troposfera intensificarán los impactos negativos del cambio climático en las próximas décadas. Este estudio es además el primero en mostrar que el aumento de las concentraciones de vapor de agua en la atmósfera es un resultado directo de la actividad humana.
Para investigar las causas potenciales de la tendencia al aumento del vapor de agua observada durante 30 años en la franja alta de la troposfera, el equipo de Brian Soden y Eui-Seok Chung, de la Universidad de Miami en Estados Unidos, utilizó mediciones del vapor de agua en la franja alta de la troposfera realizadas por satélites de la Administración Nacional estadounidense Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés), y las comparó con predicciones obtenidas mediante modelos climáticos de la circulación del agua entre el mar y la atmósfera para determinar si los cambios observados en el vapor de agua atmosférico podrían ser un resultado de causas naturales o más bien de causas antropogénicas.
Valiéndose de experimentos basados en los modelos climáticos, los investigadores han mostrado que el aumento del vapor de agua en la franja alta de la troposfera no puede ser explicado por la acción de fuerzas naturales, como volcanes y cambios en la actividad solar, pero sí por el aumento en la atmósfera de gases de efecto invernadero, como el CO2, un aumento provocado en gran medida por el Hombre.
Los gases de efecto invernadero elevan las temperaturas al atrapar y retener el calor dentro de la atmósfera. Este calentamiento también incrementa la acumulación de vapor de agua atmosférico, el gas de efecto invernadero más abundante. Esta acumulación retiene calor adicional y eleva aún más las temperaturas. Los modelos climáticos predicen que a medida que el clima se caliente a causa del uso de combustibles fósiles, las concentraciones de vapor de agua también aumentarán en respuesta al calentamiento. Este vapor de agua adicional, a su vez, absorberá más calor y elevará aún más la temperatura en el planeta.
En la investigación también han trabajado B.J. Sohn de la Universidad Nacional de Seúl, en Corea del Sur, y Lei Shi, del Centro Nacional de Datos Climáticos en Ashville, Carolina del Norte, dependiente de la NOAA. (NCYT)
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