Al publicar esta nota deseamos también a quien lo considere importante. ofrecer decenas de denuncias y pruebas de más torturas, asesinatos, violaciones, abandono de personas, etc.
La degradante acción de nuestros servicios penitenciarios es absolutamente innegable. Está omnipresente en todas y cada una de las acciones que cotidianamente violan las garantías que el respeto a los Derechos Humanos imponen la ley.
Pretendemos la recuperación y no el empeoramiento del encarcelado.
Sino lo tenemos claro pensemos solamente en Luciano Arruga y tanto otras "suicidados o desaparecidos por esta fuerzas que avergüenzan nuestra condición humana.
SAN LUIS NO ES LA EXCEPCIÓN, ES LA REGLA
(APL)“Tal como viene denunciando la Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires (CPM) desde hace diez años, en las cárceles del país las prácticas sistemáticas de tortura integran la rutina penitenciaria de castigo, tornando ilusorios los principios de resocialización consagrados legalmente en Argentina. El escándalo y la indignación que producen las fotografías difundidas de las requisas vejatorias y humillantes a ciudadanos detenidos en la provincia de San Luis no ponen al descubierto nada nuevo: es tan sólo otra evidencia de lo ya conocido por todos los poderes del Estado, pues existen recurrentes informes y denuncias en la Justicia y los foros internacionales que así lo acreditan”.Una vez más coincidimos con todos los que denuncian esta parte significativa de devastación de presos y cautivas.
No obstante, nunca se ha llevado a cabo una reforma estructural del sistema penitenciario. Por el contrario, en el último tiempo, la presión por más seguridad se ha traducido en una política pública de más encierro y en peores condiciones, como se evidencia claramente en la provincia de Buenos Aires. Tampoco la Justicia ha actuado en consecuencia, y ha garantizado la impunidad y profundización de esta situación crítica.
Es imprescindible la intervención urgente de los distintos poderes del Estado nacional y provinciales para detener la tortura ejecutada por fuerzas policiales y penitenciarias, de la que son víctimas miles de ciudadanos, la inmensa mayoría jóvenes pobres.
No debe dilatarse más la puesta en marcha del Mecanismo Nacional de Prevención contra la Tortura que aún no se ha ejecutado y los mecanismos provinciales para el control de los lugares de encierro. Al mismo tiempo debe abandonarse el paradigma punitivo y manodurista, que ha demostrado su inoperancia en materia de seguridad, produciendo más violaciones a los derechos humanos.
Declaración de la CPM
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