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Una lámpara ornamental, con forma sumamente intrincada, hecha mediante el singular proceso de papiroflexia automática.) (Foto: Martin Dee |
Una asombrosa innovación hace ahora posible diseñar papel que se dobla por sí mismo adoptando la forma deseada. Esta modalidad automática de papiroflexia u origami podría incluso revolucionar la industria del empaquetamiento.
Ata Sina, de la Universidad de la Columbia Británica en Canadá, es quien ha desarrollado, y ahora perfecciona, esta clase de papel, que cuando se calienta se transforma espectacularmente, ante los ojos del usuario, en figuras intrincadas. La tecnología se podrá usar para muchas cosas, incluyendo por ejemplo figuras decorativas al estilo de complejas obras de papiroflexia, acolchamiento barato y sostenible de objetos frágiles dentro de paquetes, y aislamiento acústico o térmico.
Cada diseño de tan singular papel comienza utilizando un programa de ordenador para realizar pequeños cortes y arrugas en una hoja de papel. Después se añaden polímeros termoplásticos especiales en los sitios adecuados de las hojas precortadas y preplegadas. Estas hojas no ocupan apenas más espacio que cualquier lámina corriente de papel de su tamaño. Cuando se quiere que una hoja adopte la forma para la que se la diseñó, al usuario le basta con mantenerla dentro de un horno a unos 110 grados centígrados entre 10 y 20 segundos. A medida que los polímeros se calientan, se encogen y levantan el papel en varios ángulos dotándolo de complejas estructuras tridimensionales.
Las aplicaciones de esta tecnología son enormes. Por ejemplo, uno de los patrones diseñados por Sina genera una forma que convierte la lámina de papel en una estructura tridimensional resistente, idónea para acolchar objetos frágiles y protegerlos así dentro de una caja, una función para la que a menudo se utiliza el típico plástico con burbujas, o los "gusanitos" de porexpán. Ahora a estas dos soluciones de protección parece que se les sumará la nueva.
Sina destaca que el producto es barato y con menor impacto medioambiental, ya que, entre otras cosas, requiere menor energía que la necesaria para fabricar plástico.
Son factibles otros usos como el aislamiento acústico o térmico, obviamente juguetes, e incluso colchonetas, aunque Sina piensa que la aplicación principal estará en el empaquetamiento. NCYT
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