| Giustozzi saluda en Tigre, aunque en su propio pago esté flojo de papeles |
Los Giustozzi, seducidos por el Tigre y Bariloche. Así de eclécticos son en las filas del intendente de Almirante Brown. Es que el alcalde saliente y su hermano no dejan de sorprender a los vecinos del distrito de cara a unas PASO que prometen de todo menos tranquilidad.
La primera sorpresa fue el repentino abandono de Darío Giustozzi del FpV para sumarse a las filas del heterogéneo Frente Renovador, emparchado “sobre el pucho” para enfrentar al kirchnerismo. Sobre todo por la fiebre K que exhibía en cada entrevista que brindaba y por el manotazo de ahogado de anotar horas antes del cierre de listas un partido propio dentro del PJ para competir en las primarias, aunque finalmente no concretó esa movida.
En Adrogué, cabeza del partido de Almirante Brown, a más de uno le llamó la atención el salto de Giustozzi porque en esos pagos la presidenta Cristina Kirchner cuenta con altos niveles de popularidad, además de haber beneficiado con una gran cantidad de obra pública la gestión del próximo diputado nacional.
La segunda novedad para los habitantes de Brown fue la mudanza “de hecho” de Giustozzi a Tigre, el nuevo epicentro del marketing político bonaerense. Aparentemente apremiado por el enorme trabajo que le demanda su nuevo rol de candidato de Sergio Massa, pero también seducido por el encanto de los barrios cerrados con salida directa al Delta del Río de la Plata, las visitas del intendente a su viejo terruño son cada vez más esporádicas.
Por último, la frutilla del postre: la designación de su hermano Eduardo Giustozzi como cabeza de la lista de concejales de Brown. “Fue la gota que rebalsó el vaso”, ilustró una fuente del peronismo local.
No es que los vecinos rechacen que los dirigentes ubiquen a sus familiares en las listas –esa es una norma de la política moderna-, sino que el encono se justifica en que el hermano de Giustozzi tiene residencia en la ciudad de San Carlos de Bariloche, en Río Negro, y solo habría facilitado su nombre para que el “giustozzismo” pueda retener la mayor cantidad de votos ante una nueva sangría.
De eso pueden hablar el propio Giustozzi y su par de San Martín, Gabriel Katopodis, que debieron sufrir el éxodo de soldados kirchneristas de sus gabinetes y de las bancadas en los concejos deliberantes por su decisión de pasarse al massismo.
Pese a todas estas movidas, claras como el agua, Giustozzi se enoja si le dicen “el segundo de Massa”. Aunque en los hechos lo es, ya que acompaña al tigrense en el segundo lugar de su lista, en su entorno evitan mencionárselo. Es que al alcalde saliente no le gusta ser segundo de nadie. Ambicioso el muchacho.
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