Cada año, en nuestro país, se generan aproximadamente 120
mil toneladas de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE).
Greenpeace sostiene que un porcentaje considerable de esa
cantidad de desechos provoca contaminación y riesgo para la salud. Por lo
tanto, su tratamiento exige una regulación especial. Tal como la tienen otros
residuos peligrosos.
Es oportuno señalar cuál es la composición de la sigla RAEE.
Ahí se incluyen pilas y baterías (en 2011 se desecharon 400 millones de ellas),
cámaras fotográficas, celulares (en 2012 se tiraron a la basura más de 10
millones), equipos de aire acondicionado, computadoras (más de un millón fueron
a los residuos en 2011), televisores (al ser reemplazados por los modelos
ultradelgados son descartados a gran escala).e incluso lámparas de bajo
consumo.
A juicio de Greenpeace el problema originado por la
generación de tan altos volúmenes de basura electrónica habrá de agravarse. La
causa es que las nuevas tecnologías llevan a un acelerado descarte de equipos
electrónicos.
Consuelo Bilbao (coordinadora de la Unidad Política de
Greenpeace) puntualiza que “la vida útil de un celular se estima hoy en unos 18
meses, la de una notebook en alrededor de cinco años. Muchos otros equipos
también tienen una breve vida útil. Esto provoca una producción
vertiginosa de basura electrónica”.
Cada vez es más notoria la necesidad de una ley que obligue
a los fabricantes de artículos eléctricos y electrónicos a asumir la gestión de
sus productos luego de finalizada su vida útil. De esta manera, los diseños se
modificarían para apuntar al uso de materiales menos agresivos para el
medio ambiente.
Agrega Bilbao que “en la Argentina, como el fabricante no
paga los costos de la contaminación de sus productos, le da lo mismo hacer un
producto más ambiental que otro que tenga una gran cantidad de sustancias
tóxicas. Pero al tener que contemplar en sus costos los de la contaminación,
seguramente los fabricantes modificarán sus diseños”.
Para promover el reciclado de la basura electrónica hay otro
dato a tener en cuenta. Los equipos descartados suelen tienen metales y otros
materiales valiosos que pueden ser descartados.
En este sentido, Greenpeace aporta una cifra económica
elocuente. “Según nuestros cálculos, en los 10 millones de celulares que se
descartaron en 2011, se fueron a la basura 15 millones de dólares sólo en oro,
plata y cobre, que son recursos finitos que no se obtienen de la
naturaleza sin impacto ambiental. Más del 95 por ciento de cada teléfono
celular puede ser reciclado o recuperado”.
No hay comentarios :
Publicar un comentario