Algunos empresarios aprovechan el verano para subir los precios.
Por Deborh Maniowicz, publicado en Revista Veintitrés
El primer día de enero, Mar del Plata amaneció con una temperatura de 17 grados, la marca más baja en los últimos diez años. Sin embargo, la postal que se registró no fue la típica que se ve en la ciudad costera cuando el día está nublado: chicos colmando las salas de videojuegos en la peatonal San Martín, adultos en el Casino Central de La Rambla o familias enteras haciendo cola en la boletería de algún cine. Pese al clima invernal, las familias se instalaron en las carpas con jeans, buzos y bufanda. “Amortizar los gastos a cualquier costo”, parece ser la premisa de los turistas que eligen la Costa Atlántica para pasar el verano.
Las restricciones que el Gobierno Nacional mantiene en la venta de divisas desde mitad de 2012 llevaron a muchos argentinos a optar por veranear en el país y postergar los viajes al exterior para otro momento. La consecuencia directa fue el abuso de los empresarios a la hora de fijar precios en las playas locales. Por caso, los pasajes de ida y vuelta, en micro, a la Ciudad Feliz, rondan los 1.760 pesos para una familia tipo, de cuatro personas; el día de playa con alquiler de carpa incluido, unos 800 pesos, y la noche en una habitación en un hotel de tres estrellas, alrededor de 1.100 pesos; lo que da un total de 30.260 pesos la quincena. Sin contar cenas, salidas nocturnas ni compras. Claro que uno siempre puede abaratar costos llevando reposeras y sombrillas a la arena, dormir en un hostel y almorzar fuera de los restaurantes de turno.
El exceso en las tarifas fue tal, que el propio gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, suplicó: “No matemos a la gallina del huevo de oro, que es el turista”. Y pidió a los hombres de negocios la “mayor responsabilidad para aplicar los precios. Acá, desde los distintos niveles de gobierno, hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance para tener una gran temporada. Y esto se tiene que ver complementado con el esfuerzo de todos”.
Según la localidad que se elija y la ubicación de la playa, una carpa oscila entre 180 y 500 pesos diarios. Los paradores en San Bernardo, Miramar y Villa Gesell llegan a ser hasta un 30 por ciento más baratos que en Mar del Plata (donde la carpa en las playas más baratas cuesta 240 pesos por día; en Playa Grande, 350, y en las concurridas del sur entre 350 y 400) y hasta un 40 por ciento más económicas que en Pinamar y Cariló. Mientras que el alquiler de reposeras y sombrillas tiene un precio similar en todos los puntos turísticos: entre 25 y 170 pesos, respectivamente.
Salir de vacaciones con chicos inevitablemente, también, trae aparejados algunos gastos extras en la playa. Pese a llevar una heladera con provisiones es difícil negarse a la insistencia de los niños. Los vendedores ambulantes cobran entre 12 y 20 pesos por las latas de gaseosa fría, 12 el choclo y entre 8 y 20 los helados de palito. Uno de los abusos que más llama la atención es el precio en los alquileres de casas. En la zona más exclusiva de Cariló, una vivienda con tres dormitorios por toda la temporada alcanza la friolera suma de 175 mil pesos. La morada, según se publica, cuenta con dos baños, pileta y está ubicada a dos cuadras del mar. El valor del inmueble parece un error y bien podría confundirse con el valor de venta, pero enseguida la página web que lo promociona ofrece otros de similares características por 150 y 130 mil pesos.
Los precios también se reflejan en Mar del Plata, donde un hotel cinco estrellas ofrece una tarifa “promocional” de 2.500 pesos diarios, para una familia tipo. Por ejemplo, la habitación para cuatro personas en Alamos del Mar, alojamiento de cuatro estrellas en Valeria del Mar, cerca de 2.200. Encima, la mayoría de los complejos exigen a los turistas la estadía mínima de 6 noches.
Sin embargo, también es posible encontrar buenos hoteles a precios razonables, previendo un mayor caudal de turistas como consecuencia del arribo de aquellos que suelen veranear en Brasil o Uruguay y resignaron esos destinos por el cepo al dólar. Los dueños del hotel Barracuda, en Villa Gesell, ubicado frente al mar, ofrecen la habitación doble por 570 pesos, la triple por 630 y la cuádruple por 900. La tarifa incluye desayuno buffett, cochera cubierta y servicio de playa, por lo que ni siquiera es necesario alquilar una carpa.
Es sabido que el precio lo fija el mercado, por lo que tanto locales como turistas habitués de la Costa llamaron a boicotear los precios y asistir a la playa con heladerita, tirarse sobre una manta y hasta dormir en carpa. Sucede que los precios publicados son bastante superiores al elaborado por el Ministerio de Turismo de la Nación, que en el mes de septiembre había estimado que el alquiler de un departamento de dos ambientes costaría 3 mil pesos la quincena y la noche de alojamiento, en un tres estrellas 420. Se ve que, otra vez, los empresarios quieren hacer su negocio sin importarles qué puede dar el cliente.
Números costeros
350 pesos diarios cuesta en promedio el alquiler de una carpa; 170 la sombrilla y 25 la reposera.
250 pesos sale el pasaje en micro a Mar del Plata.
50 pesos cuesta como mínimo comer en un parador.
500 pesos cuesta la habitación doble en un hotel tres estrellas de Villa Gesell.
sábado, 5 de enero de 2013
Cómo están los precios en la Costa Atlántica
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