Esta evocación tiene como objetivo fundamental
denunciar unas prácticas abusivas que, en la
práctica, suponen el tercer negocio ilegal más lucrativo del mundo, tras la s armas y la s
drogas.
La trata de personas consiste en la captación, transporte, trasla do,
acogida o recepción de personas, mediante la
amenaza o el uso de la fuerza u
otras formas de coacción, el rapto, fraude, engaño, abuso de poder o de una
situación de vulnerabilidad.
Además se considera trata de personas la concesión o recepción de pagos o beneficios para
obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con
fines de explotación. La explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la
prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o
servicios forzados, la escla vitud o la s
prácticas análogas, la servidumbre o
la extracción de órganos.
Fla gelos
como la explotación sexual y el
tráfico de personas, nos demandan a cada una/o de nosotras/os formar parte de la lucha para combatirlos. El 23 de septiembre es el
día elegido internacionalmente para unir la s
voces y la s voluntades en la lucha por los derechos humanos de cada persona
vulnerada por este terrible delito y la
construcción de una nueva realidad donde ya no existan hombres que negocien con
la s vidas de la s
personas.
Según datos de Naciones Unidas, entre 4 y 5
millones de personas son vendidas anualmente víctimas de trata, el 80 % para su
explotación sexual, mientras que 700.00 mujeres y niñas son introducidas en el
comercio sexual.
Hoy, ya en pleno siglo XXI, la Argentina ha vuelto a ser un terreno fértil para
los tratantes y sus mujeres vuelven a estar en riesgo de ser secuestradas y
llevadas lejos de sus hogares y convertidas en escla vas
sexuales. Por eso es tan importante que este delito deje de ser invisible ya
que no respeta rango ni condición. Hoy están en peligro mujeres humildes pero
también la s de cla se media y alta porque la s
redes de traficantes son cada vez sofisticadas y así como usan la tecnología moderna para burla s
la s leyes también han perfeccionado la sutileza de sus métodos de captación de víctimas.
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