Por Martín López Lastra, especial para NOVA. Por estas horas el equipo del gobernador Daniel Scioli esforzará al extremo la forma de explicar por qué, finalmente, actuó tal cual los modos políticos de la Casa Rosada y hacer aquello que tanto criticaban solapadamente en público, o con la sinceridad que dan los pasillos y oficinas cuando no hay micrófonos ni cámaras. La reelección de Cristina Fernández en Nación y de Daniel Scioli en Provincia se ha transformado como aquella "necesidad política como un derecho", un principio histórico partidario del peronismo que se acomodó a los nuevos tiempos de la política. Con la publicación de los decretos respectivos de reglamentación de la legislación electoral, Scioli no hizo más que trasladar sus penurias e incertidumbres hacia los intendentes, muchos de los cuales hasta se han jugado por él en momentos difíciles, regalándoles la habilitación de colectoras o listas de adhesión, según los gustos de la forma que apuntan a una misma semántica. Esto en los distritos puede caer muy pesadamente. Significa la posibilidad de que se divida el voto oficialista a nivel local y el justicialismo pueda perder elecciones porque las colectoras les pueden restar votos. La complicación puede estar dada allí donde el radicalismo y sus aliados del Acuerdo Cívico o expresiones vecinalistas fuertes puedan tener intacto su poder de fuego para la batalla electoral. En el caso radical, siempre está armado para recuperar algunos distritos importantes de la Cuarta Sección electoral, en el oeste bonaerense. Los vecinalistas pueden mostrarse como alguna renovación dentro del sciolismo, que no ve mal esa vía para hacerse fuerte por fuera de las estructuras partidarias. Para el caso vecinalista, no fue casual una convocatoria lanzada por el jefe de Gabinete Alberto Pérez cuando convocó a esas agrupaciones, generalmente autónomas y localistas, a un diálogo y entendimiento para fijar pautas de apoyo a la reelección de Scioli. En la Gobernación afirmaron que muchos vecinalistas "ya están haciendo fila para apoyar al sciolismo" y que en los próximos días se van a estar conociendo aquellos blanqueos de solidaridad electoral desde los distintos distritos. De los últimos años se conocen formaciones de expresiones genuinas de vecinalismo y otras no tanto. Muchas veces se usó la identificación para casos de diáspora desde el justicialismo. Pero entre las primeras puede haber grandes novedades. A las ya conocidas adhesiones que se conocen desde la Costa, empezando por Mar del Plata y Pinamar, se pueden agregar otros casos que van a dejar sorprendidos a muchos dirigentes con sólo recordarlos. En Tigre, los pagos de Sergio Massa, gobernó una agrupación vecinalistas durante 20 años. En otro distrito del Conurbano como es Esteban Echeverría, también hubo un vecinalismo fuerte que supo ser gobierno local durante muchos años, aunque poco se sabe de su convocatoria actual. La Sexta Sección electoral, a nivel regional, también con Coronel Suárez como epicentro, aportó muchos votos vecinalistas al punto de haber contado y contar con legisladores provinciales que han ido aliados con el justicialismo. Muchos calculan que hay en todo su conjunto en este espacio un piso considerable de votos que pueden hacer una diferencia importante en favor de Scioli o equiparar aquella fuga que promueva la colectora del neokirchnerista Martín Sabbatella. Más allá de colectoras y adhesiones ya circulan los primeros rumores, muchos de ellos confirmados, acerca de reelecciones. En el Conurbano, los primeros en picar en punta parecen ser los de la Primera Sección electoral, que fueron los que se anticiparon a reclamar contra las colectoras en función de resistir el efecto "Sabbatella". Los jefes comunales de Ituzaingó, Morón, Hurlingham y, en menor medida, de San Miguel, donde el ex intendente de Morón está por encima del promedio, fueron los que tuvieron los reclamos más estridentes, justamente porque quieren anotarse para un nuevo período. Sin embargo, ahora se van a cuadrar ante la señal de la Rosada. La necesidad de reelección de Cristina está por sobre otra cuestión, que pasa a ser hasta frívola si no se concreta un nuevo período para el proyecto nacional, aseguran en los entornos kirchneristas más calificados. También la reelección de Scioli parece estar por encima de toda cuestión. Se le pasa el problema a los gobiernos justicialistas locales, cuyos intendentes deberán esforzarse en contener tropa para que no se vayan a colectoras que, en los hechos, demostrarán ser tan kirchneristas como ellos. Es difícil anticipar si en esa habilidad por contener habrá negociaciones intensas y con resultado generoso para evitar que varios dirigentes salten la tranquera. Lo más peligroso para las inquietudes kirchneristas y cobistas puede ser la tentación de la traición. Aunque esté encubierta y disimulada, pero que se pueda intuir el día de los comicios, cuando sea demasiado tarde. Es el corte de boleta en favor de opciones denarvaístas y macristas. Ya en el año 2009, Néstor Kirchner había advertido sobre este tipo de jugadas. Francisco De Narváez está gustoso de aceptar que haya jefes comunales peronistas poniendo huevos en cada canasta. Y ya hay recuerdos notables, como en la capital bonaerense, donde el Intendente Pablo Bruera se benefició con importantes cortes de boleta tanto en 2007 como hace dos años. Por eso, nadie estará exento de ser beneficiado, pero tampoco de ser víctima de gestos indeseados e inesperados. En estructuras de la política tradicional todo parece valer. Tanto la prioridad personal como las solidaridades suspendidas en función de los propios intereses personales. |
domingo, 17 de abril de 2011
Elecciones bonaerenses: Necesidades prioritarias, solidaridades suspendidas
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